¿Qué es la arquitectura ecológica?

Existe cierta confusión acerca de lo que es o lo que implica la arquitectura ecológica. Muchos ponen el punto de mira en la eficiencia energética del edificio (arquitectura pasiva, certificación PassivHaus…) pero las inquietudes deberían ir más allá si realmente queremos ser coherentes con un planteamiento de arquitectura sostenible. Para nosotros, los puntos de partida y las estrategias de un proyecto ecológico son múltiples y complementarios.

El edificio es un organismo vivo, que interactúa con el entorno en el que está situado y con las personas que habitan en él.

Desde esta perspectiva la arquitectura va mucho más allá de una mera cuestión de eficiencia energética.

Tratamos de expresarlo a través de cinco puntos, cinco importantes bases de nuestra filosofía. Veamos cuáles son:

Tabla de contenido

    1. La arquitectura bioclimática es la base más importante del proyecto ecológico

    Se trata de sacar el máximo partido de las condiciones del clima y del lugar en el que se interviene. Es una ciencia muy exacta y aunque se puedan tener unas ideas previas del tipo de construcción que un determinado contexto va a pedir, conviene verificarlo y calcularlo con los datos climáticos precisos de cada lugar. A veces los resultados sorprenden.

    Casa ecológica y bioclimática en Madrid.

    Conviene también analizar de cerca cómo es la arquitectura tradicional de la zona. Ésta suele tener unas sólidas bases bioclimáticas. Nada tienen que ver las construcciones blancas y masivas de la arquitectura mediterránea con los edificios ligeros de madera de los países nórdicos. Cada tipología da una respuesta adecuada al clima en el que se sitúa pero se exportará difícilmente a otro contexto.

    Lo que se busca a través del enfoque bioclimático es optimizar la envolvente del edificio (muros, cubierta, forjado, porches…). Ésta no se considera un mero límite entre el espacio interior y el exterior sino un verdadero órgano que consigue transformar los elementos del clima exterior cambiante (y a veces inconfortable) en un ambiente interior agradable.

    Para aprovechar al máximo los elementos favorables de un contexto determinado y apartar los desfavorables las herramientas que maneja la arquitectura bioclimática son múltiples. Se juega con la elección de los materiales adecuados en función de sus características térmicas. Se trabaja con la implantación, la orientación y la forma del edificio. Se estudian cuidadosamente los elementos del entorno que arrojan sombra sobre la edificación. Se distribuyen los espacios y usos de su interior de la forma más adecuada. Se utiliza la vegetación.

    Todo ello orientado a obtener confort de día y de noche y en todas las estaciones del año limitando al máximo los aportes energéticos externos y aprovechando los que el entorno nos ofrece de manera gratuita.

    2. La arquitectura eficiente debe basarse en una envolvente pasiva adecuada

    La arquitectura eficiente definida como aquella que consume muy poca energía existe desde la antigüedad. Cualquier edificio, sea de la época que sea, tiene dos partes, una parte pasiva y una activa.

    La  parte pasiva le confiere su forma y sus elementos constructivos (muros, cubierta, solera, ventanas, etc…). La parte activa se la dan sus sistemas de calefacción y refrigeración que requieren de un aporte de energía externa (por ejemplo, una estufa de leña).

    Casa pasiva y eficiente en la Sierra de Madrid.

    Si la envolvente del edificio es coherente con el clima, como hemos visto en el punto anterior, podrá alcanzarse un estándar pasivo con pocos medios y con un aporte activo mínimo o incluso inexistente en los contextos climáticos más favorables. Si la respuesta del edificio al entorno en el que se sitúa no es tan adecuada y coherente, necesitará más medios pasivos (mejores ventanas o un mayor espesor de aislamiento) y un aporte activo durante un periodo más largo del año.

    El hecho de que un edificio sea más o menos pasivo se suele cuantificar mediante la cantidad de energía que tiene que consumir al año para mantenerse en unas determinadas condiciones de confort térmico.

    Existen diferentes estándares que definen niveles más o menos exigentes:

    • Desde hace más de una década, la directiva europea relativa a la eficiencia energética en los edificios trata de orientar la construcción hacia edificios de consumo de energía casi nulo. Esto lo recoge por fin nuestro nuevo Código Técnico que obliga desde diciembre de 2019 a todos los edificios nuevos a estar por debajo de un determinado nivel de consumo de energía total, estableciendo en España un criterio por zonas climáticas.

    • Otro estándar que se está implantando con fuerza en nuestro país es el estándar PassivHaus de origen alemán. PassivHaus es aún más exigente que nuestro Código Técnico. Limita la demanda energética de calefacción y refrigeración a 15kW/m2 año y la demanda de energía primaria (incluyendo climatización, agua caliente sanitaria y electricidad para otros usos) a 120kWh/m2 año

    Aunque es complicado establecer comparaciones precisas entre Código Técnico y PassivHaus ya que ambos difieren en su sistema de cálculo, las exigencias del CTE 2019 en materia de eficiencia energética son sustancialmente menores.

    A nosotros nos gustan mucho las herramientas que ofrece PassivHaus y utilizamos su software para cuantificar la eficiencia energética de nuestros proyectos.

    3. Arquitectura sana basada en los principios de la bioconstrucción

    La bioconstrucción es el encuentro entre la construcción y la salud. Es un mundo en sí mismo, complejo y apasionante. La arquitectura es la tercera piel de sus habitantes y por tanto debe adaptarse a ellos y a sus procesos vitales. La bio-construcción establece criterios para conseguir un ambiente interior saludable.

    Ejemplo de arquitectura basada en la bioconstrucción.

    Los primeros parámetros a considerar son la temperatura y la humedad relativa del ambiente. La temperatura es especialmente importante cuando dormimos. Un descanso profundo se consigue cuando la temperatura está alrededor de 18º. La humedad relativa debería estar entre el 40 y el 50%. Por debajo del 30% nuestras mucosas se resecan, reduciéndose nuestras defensas y por encima del 65%, pueden desarrollarse microorganismos nocivos.

    Más allá de estos parámetros básicos, debemos controlar algunos otros factores que pueden afectar a nuestra salud.

    En España, nuestro Código Técnico va poco a poco recogiendo algunas normas en esta dirección, como las recientes incorporaciones que protegen a los edificios de la penetración del gas radiactivo radón presente en algunas zonas graníticas, pero todavía tiene mucho camino por recorrer.

    En los proyectos que realizamos, nosotros seguimos las pautas del organismo suizo Eco-Bau que define unas condiciones que nos parecen muy adecuadas para conseguir un clima interior saludable.

    Eco-Bau ofrece unas excelentes herramientas de planificación y una base de datos muy exhaustiva para analizar la adecuación de miles de materiales de construcción a la salud.

    El análisis que realiza Eco-Bau del ambiente interior de los edificios se basa en siete puntos:

    1. Factores biológicos: se estudia la posible aparición de mohos, ácaros o legionelas en función de las tasas de humedad presentes en el edificio.

    2. Factores químicos: se analiza la presencia de sustancias tóxicas en los materiales de construcción como el formaldehído, los disolventes, los biocidas.

    3. Fibras y polvo: se estudia la posibilidad de que algunos materiales empleados en la construcción puedan en determinadas condiciones emitir fibras o polvo nocivo para la salud.

    4. Radiación: se tiene en cuenta la posible presencia de radón y el “electrosmog” producido por las corrientes electromagnéticas.

    5. Ruido: se analiza la calidad acústica de los espacios.

    6. Factores climáticos: se considera si la renovación de aire, la protección solar y la humedad ofrecen un clima saludable..

    7. Iluminación: se analiza si la iluminación natural es suficiente y la iluminación artificial adecuada.

    4. Análisis del coste energético de la construcción para una arquitectura de bajo impacto

    Casa ecológica reformada con los principios de la arquitectura de bajo impacto.

    Hasta el día de hoy, el impacto que un determinado edificio tenía sobre el medio ambiente dependía sobre todo de su eficiencia energética. Los edificios que construíamos eran tan poco eficientes y tan contaminantes que la incidencia que pudieran tener otros factores era mínima en comparación.

    Pero el impacto ambiental de un edificio va más allá de su consumo energético.

    Hay que tener también en cuenta el coste energético de la fabricación de sus materiales de construcción. Para esto es importante usar materiales que traigan consigo la menor cantidad posible de “energía gris”. La energía gris es la que ya está presente en los materiales cuando llegan a la obra. Tendrán mucha si su proceso de producción ha sido muy contaminante (por ejemplo los aislantes derivados del petróleo) o si vienen desde muy lejos.

    Actualmente se estima en España que la energía gris presente en los materiales de construcción de un edificio convencional equivale al total de la energía que gasta en calefacción durante 20 años. Este valor aumenta considerablemente en los edificios más eficientes. Sube a cerca de 60 años para una construcción de consumo de energía casi nulo y sobrepasa el siglo para un edificio PassivHaus.

    Por eso resulta cada vez más importante y coherente usar materiales locales y sostenibles, (como la madera procedente de bosques gestionados de manera responsable, la tierra, la cal...)

    También priorizar la rehabilitación y el reciclaje frente a la construcción de nueva planta. La menor energía gris está en los materiales que ya se encontraban en la obra antes de que empezase.

    5. Una actitud esencial y minimalista en arquitectura ayuda a ser sostenible

    La buena arquitectura siempre ha sido una arquitectura bioclimática y eficiente pero estos parámetros no son los únicos. Hay muchos otros factores (humanos, sociales, constructivos…) que forman parte del complejo reto de cada proyecto y que también harán el edificio más sostenible si se consiguen integrar.

    Casa ecológica minimalista.

    Para esto es importante dedicar tiempo suficiente para dialogar y reflexionar con cada cliente sobre sus necesidades actuales, sus posibles necesidades futuras, su modo de vida, sus gustos, sus anhelos…

    Esto permitirá que el edificio sea versátil en el tiempo, que pueda crecer fácilmente en un momento determinado si así se necesita o que se pueda independizar una parte en un futuro si así se requiere. Esta cuidadosa planificación alargará la vida útil del edificio permitiendo que se adapte a posibles cambios con facilidad.

    Por otro lado, nosotros, como arquitectos, apostamos por diseñar espacios sencillos que cumplen con las condiciones requeridas sin gestos superfluos, lugares confortables sin alardes de ningún tipo.

    En el corazón de nuestra filosofía de trabajo se encuentra la idea de refinar eliminando todo lo que sobra hasta que lo que queda no puede reducirse más porque ya hemos llegado a lo más esencial: la calidad del ambiente interior, de la luz, de los materiales y de la proporción del espacio.

    Conclusión

    Estas 5 secciones deberían estructurar las estrategias que ha de adoptar un proyecto de arquitectura ecológica y sostenible. El objetivo: tener un planteamiento coherente y sinérgico que aúne técnicas de arquitectura bioclimática que reduzcan la demanda energética de la forma más natural, herramientas precisas de planificación de arquitectura pasiva, y criterios de economía circular y de bioconstrucción. Cada rama enriquece y complementa a las demás.

     
     

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